sábado, 21 de febrero de 2009

PRESENCIA CHINA EN EL SINCRETISMO RELIGIOSO AFROCUBANO

PRESENCIA CHINA EN EL SINCRETISMO RELIGIOSO AFROCUBANO


Hacia la segunda mitad del siglo XIX, Cuba fue escenario de una notable presencia de chinos que al ser incorporados a los campos de faenas junto a los negros africanos crearon entre sí un fuerte intercambio cultural-religioso que les permitió comparar y asociar los elementos comunes de sus creencias, dando lugar a un fenómeno antropológico conocido por sincretismo cultural.

El culto espiritual que los chinos de la Cuba colonial rendían a sus antepasados los emparentaban a las creencias escatológicas que los negros africanos sustentaban sobre la “otra vida”. Desde los albores de IFA en el Nuevo Mundo, los chinos han tenido su propia tierra, la Filaní o tierra de los babalawos chinos, de donde proceden los famosos awoses el Chino El Tanke y el Chino Poey, que ineludiblemente son nombrados por los babaláwos cubanos, en un rápido pase de lista a sus muertos ancestrales o rito llamado moyugba. Uno de los grandes fundadores del sacerdocio adivinatorio de IFA en nuestra Isla, Remigio Herrera, sepultado en 1905, llevaba el curioso nombre religioso de Adechina.

Por esa puerta cubana abierta a la inmigración asiática entraron más de 150 mil chinos culíes que fueron introducidos en la Isla durante 27 años bajo contrato de semi-esclavitud.

Los llamados chinos culíes procedían de la China Meridional y a su llegada a la isla de Cuba fueron concentrados en las llanuras de las provincias de La Habana y Matanzas donde existía una influencia afrocubana de fuerte acento yoruba. Según la leyenda, un colono culí radicado en Cuba, llamado Chun Lí, fue poseído por el espíritu del famoso general chino Kuang Kong, que se le reveló como un príncipe viajero dador de buena fortuna a los buenos hijos que recuerden el hogar abandonado.

Kuang Kong es conocido en Cuba como San Fan Kong, su imagen está ataviada de sedas rojas, porta un sable y es poseedor del fuego eterno; sus devotos buscan en la figura de Kuang Kong, la luz de un fuego que no arde y nunca se consume. Todos estos símbolos y atributos fueron asociados a Shangó, el famoso Alafín de Oyó (Señor del Palacio).

Si bien Kuang Kong, héroe de la Guerra de las Tres Coronas durante la dinastía Han (220-280 n.e.) fue identificado con Shangó, en el cuerpo mitológico yoruba existe un camino de Obatalá denominado Ayaguna Eleyibó, que con su carácter bélico preconiza la guerra como condición básica del desarrollo social. Su lema reza diciendo “sin discordia no hay progreso”. Por este camino Ayaguna es el dueño de la pólvora y en su collar y atuendos se combina el color blanco de la paz con el rojo de la guerra. Se dice que este Obatalá viajó a China para destruir la convivencia basada en la resignación y la sumisión de sus habitantes.

2 comentarios:

Julio dijo...

MIS SALUDOS.
DEFINITIVAMENTE NUESTRO CULTO ANCESTRAL DE LA OSHA Y DE LOS EGGUNS NOS ENRIQUECEN CADA DIA MAS AL REVELARNOS LA RELACION DIRECTA DE NUESTROS ANTEPASADOS CON LOS ANCESTROS CHINOS.SHANGO Y SIETE RAYO POSEEDORES DE INMENSA SABIDURIA NOS NUTREN Y ALIMENTAN CADA DIA.
MEFEREFUM LOS EGGUNS,MAFEREFUN SHANGO Y YEMAYA.

Munalonga dijo...

Interesante esta hostoria